Un día leyó que aquello que nos decimos frente al espejo se hace realidad si lo decimos con convicción y confianza creyendo lo que decimos; eso que la gente llama sueños, eso que son ideas y creaciones de nuestra mente.

Deja de pensar, libera tu mente, déjala en blanco; pensaba yo hace un tiempo; qué ilógico y surrealista decir a nuestra mente que no haga aquello para lo que está diseñada. 

Como si pudiéramos decir a nuestro corazón que dejara de latir para no hacer ruido; como si pudiéramos ordenar a nuestros pulmones que dejaran de respirar para no levantar aire y mover las hojas de los árboles. 
Cómo sus pies iban a escuchar a las personas que decían que se quedaran quietos, que dejaran de volar; cómo sus labios iban a sellarse para no gritar; como sus alas iban a plegarse para no volar.

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